La inteligencia emocional: marcar los límites
Apreciados padres, estaréis de acuerdo que es parte del aprendizaje de nuestros hijos marcar los límites de forma clara para que comprendan y acepten normas de conductuales. Estas normas están orientadas a la convivencia social con otros individuos y al propio entorno, con la finalidad de evitar peligros y para conocerse a sí mismo.
A veces, decimos muchas veces a lo largo del día: No hagas…No toques…No puedes…
Creemos en muchas ocasiones que marcar los límites implica estar diciendo en cada momento cómo y cuándo deben hacer las cosas, pensar, sentir o manera de expresarse.
Los niños de hasta 3 años no son capaces de controlar sus emociones. Por ello, poner límites a un niño cansado o sensible puede truncar el objetivo y que la consecuencia sea una reacción incontrolada de rabia.
A partir de los tres años, el niño comienza a desarrollar el sentido de la autoafirmación, comienzan a conocerse a sí mismos y comienzan a decidir lo que pueden hacer y lo que no. A veces, sobrepasan esas líneas marcadas que forman parte del aprendizaje.
Sobre pasar esos límites es necesario para definir su propia personalidad.
¿Cómo debemos marcar unos límites claros y respetuosos a nuestros hijos?
La inteligencia emocional suele infravalorarse por parte de los padres, ya que toma en cuenta los resultados de conducta, pero también considera lo que el niño piensa y siente. Es una búsqueda de coherencia entre lo que siente nuestro hijo y su forma de actuar.
Algunos estudios consideran importantes 5 elementos básicos para ello.
-
Pocas reglas y concisas
Los padres debemos reflexionar y presentar el mundo como algo atractivo, lleno de retos. En muchas ocasiones, lo presentamos como un entorno hostil, lleno de peligros. Los niños deben aprender a lidiar con algunos obstáculos, forma parte de su proceso de aprendizaje.
-
Las normas mínimas indispensables, la máxima libertad posible.
Para ello, establecemos los pilares básicos del modelo de educación de cada familia. Estos pilares son inamovibles y flexibles con las demás normas.
-
Se permite expresar las emociones, incluso las negativas
Debemos permitir el enfado, las quejas y lloros. A través de las emociones aprenden a aceptar los contratiempos y las frustraciones. Si no les permitimos que expresen lo que sienten, puede ocurrir que las frustraciones se acumulen derivando en conductas agresivas.
-
Pocas normas firmes y constantes
Las normas básicas deben estar siempre claras y bien marcadas. Los padres no deben flexibilizar los pilares que forman su modelo educacional.
Las rutinas y los hábitos ayudan a los niños a comprender que hay que hacer cosas que aunque no les gusten, es necesario hacerlas.
-
El objetivo de las reglas: la responsabilidad y la autodisciplina
El objetivo no es que los niños obedezcan, deben aprender a interiorizar las normas y a realizar conductas que sean correctas. Su interior les debe indicar lo que está bien y lo que está mal, formando su propia identidad.
Deben aprender a canalizar la rabia o la frustración para no caer en conductas agresivas. Aprender a identificar lo que siente, expresarlo de forma asertiva y actuar responsablemente es el objetivo de la inteligencia emocional.
Departamento de Orientación
Psicopedagoga: Sonia Pizarro Torronteras
Leave a Reply