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Pensamiento positivo. Enseñar a los niños a pensar en positivo.

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Queridos papás: 

Según lo que uno piensa, así vive, así de simple. Solemos darle demasiado  peso a las circunstancias que nos rodean, a nuestra genética, a la buena o  mala suerte, a tantas cosas, pero la verdad es que nuestra forma de pensar  y la manera que tenemos de interpretar lo que nos pasa tiene un peso muy  importante en nuestra forma de vivir. Por nuestra cabeza pasan a lo largo  del día miles de pensamientos. Muchos de ellos son pensamientos tóxicos o  negativos, que si les damos vía libre y permitimos que se instauren en  nosotros, terminan por contaminar nuestra mente, nuestro estado  emocional e incluso pueden mermar la salud. 

En cambio, hay pensamientos que si los cultivamos constantemente nos  aportan esperanza, optimismo, fortaleza, buen humor y en definitiva nos  aportan vida y salud, estos son los pensamientos positivos. 

Además, lo que pensamos acerca de cómo ocurrirán las cosas influye de  manera decisiva en el resultado. 

Por eso es necesario tener pensamientos positivos, “pensar en positivo”, es  tan importante aprenderlo desde la infancia, y trasmitirlo a nuestros niños. 

Ver el lado positivo, pese a los obstáculos y dificultades de la situación, y  esperar el mejor resultado posible es fundamental para conseguir lo que  deseamos. 

Por el contrario, cuando una persona tiende a pensar negativamente, a  lamentarse de los errores y atribuirlos a fallos que se repiten de forma  constante y de los que se siente responsable, entonces hablamos de  pesimismo.

¿Por qué mi hijo es tan negativo? 

El estilo de pensamiento, ya sea positivo o negativo, es algo que vamos  adquiriendo a lo largo del desarrollo. El niño va observando y aprendiendo  cómo su entorno reacciona ante ciertos problemas. 

“Estoy muy preocupado por lo que te dirá el doctor…me temo lo peor”,  “Sabía que ibas a perder algo, es que siempre igual”, “¡Cuidado! que se va a  caer la niña, ya lo estoy viendo”, “Yo no tengo ganas de celebrar nada ¿para  qué?”, “Yo ya estoy muy mayor para aprender”… 

Son ejemplos de frases que el niño puede estar escuchando  constantemente en su entorno más cercano, como es el hogar. 

Si como padres nos estamos lamentando constantemente de todos los  males, vemos el futuro negro, sin ilusión por lo que venga después e  incluso de manera directa o indirecta, les hacemos sentir responsable de  ciertos problemas como la economía, el deterioro de su salud, lo mal que se  portan…etc. 

¿Cuál será el resultado? 

Está desarrollando una forma de pensar, unas emociones y una manera de  actuar negativas, que tienden al pesimismo. 

Existe una enorme similitud del estilo de pensamiento de las personas  pesimistas con etapas depresivas. 

Es decir, que no es de extrañar que una persona que ha sido muy negativa  toda su vida, con el tiempo pueda desarrollar una depresión.

Cómo ayudar a nuestros hijos a pensar en positivo 

Estos son algunos consejos para que, a través de nuestras palabras, por  medio de nuestro ejemplo y a la hora de hacer frente ellos mismos las  situaciones, puedan ir desarrollando poco a poco pensamientos positivos: 

Enseñarles a tomar el control de la situación. Las personas positivas  centran toda su energía en aquellos factores sobre los que pueden  intervenir para producir cambios. 

Adaptarse a las situaciones. Hay circunstancias de la vida que NO  están en nuestras manos cambiar, simplemente hay que aceptarlas,  aprender a vivir con ellas y esto requiere desarrollar la capacidad de  adaptación. 

Todo lo que ocurre es para bien. Ya sea que tu hijos consigan su  objetivo o no lleguen a él, de todo se puede sacar una buena  enseñanza y aprender a hacerlo mejor en el siguiente intento. 

Siempre hay una nueva oportunidad. La vida está llena de nuevas  oportunidades para hacer las cosas diferentes y volverlo a intentar. 

Autocrítica constructiva. El niño debe reflexionar en sus fallos,  únicamente para aprender de ellos e intentar hacerlo mejor, no para  regodearse en lo mal que lo ha hecho y pensar de manera obsesiva en  todos sus errores. 

Buen humor. Enfrentar las situaciones, ya sean buenas o malas, con  buen humor predispone al niño a enfrentarse a ellas de una manera  más relajada, sin tanto drama. También el buen humor genera un  buen ambiente. 

Buen concepto de sí mismo. Las personas positivas confían en sus  capacidades, en sus destrezas y tienen la seguridad de que lo harán 

lo mejor posible. En caso que las cosas no salgan bien, nunca ponen  en juego su autoestima. 

Beneficios de pensar en positivo: 

Tienen más seguridad en sí mismos  

Impide que se sientan deprimidos  

Existe ilusión y esperanza por las cosas que van a ocurrir  Les motiva tomar acciones y llevar a cabo nuevas cosas  

Donde unos ven obstáculos, ellos ven oportunidades  

No pierden el tiempo anticipando futuros obstáculos, que no saben si  van a suceder  

Se predisponen mental y físicamente a dar lo mejor de sí mismos  No tienen miedo al fracaso  

Se sienten emocionalmente bien  

Vive el presente, sin atormentarse por el pasado y sin miedo al futuro  incierto  

Tienen relaciones interpersonales más estables.  

Ahora que revisamos más detenidamente la importancia que tiene nuestra  forma de pensar ¿no crees que merece la pena analizar cuál es nuestro  estilo de pensamiento y comenzar a vivir de manera más optimista? Por nuestros hijos y por la salud de la familia, merece la pena, ¿no crees?

 

 

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